El
árbol de la vida es uno de los símbolos
cabalísticos más importantes del
judaísmo. Está compuesto por 10 esferas
(sefirot) y 22 senderos, cada uno de los cuales representa un estado
(sefirá) que acerca a la comprensión de
Dios y a la manera en que él creó el mundo. La
Cábala desarrolló este concepto como un modelo realista que representa un «mapa» de la
Creación. Se le considera la
cosmología de la
Cábala.