El
antropocentrismo es la doctrina que en el plano de la
epistemología sitúa al
ser humano como medida de todas las cosas, y en el de la
ética defiende que los intereses de los seres humanos son aquellos que debe recibir atención moral por encima de cualquier otra cosa. Así la
naturaleza humana, su
condición y su bienestar –entendidos como distintos y peculiares en relación a otros seres vivos– serían los únicos principios de juicio según los que realmente deberían evaluarse los demás seres y en general la organización del
mundo en su conjunto. Igualmente, cualquier preocupación moral por cualquier otro ser debería ser subordinada a la que se debe manifestar por los seres humanos. El antropocentrismo surge a principios del siglo XVI, entrando ya a la
Edad Moderna, y se considera como alternativa que reemplaza al
teocentrismo.