La
arquitectura neoclásica es un
estilo arquitectónico que produjo el movimiento
neoclásico que comenzó a mediados del
siglo XVIII, por una reacción contra el estilo
barroco de ornamentación naturalista así como por el resultado de algunos rasgos
clasicistas nacidos en el
barroco tardío. Se prolongó durante el siglo XIX, confluyendo a partir de entonces con otras tendencias, como la
arquitectura historicista y el
eclecticismo arquitectónico. Algunos historiadores denominan el periodo de la arquitectura neoclásica de la primera mitad del siglo XIX como
clasicismo romántico, a pesar del
oxímoron (oposición de términos), dado que, además de coincidir en el tiempo con el
romanticismo, estilísticamente comparte rasgos con la estética romántica, al añadir cierta expresividad y espíritu exaltado a la sencillez y claridad de las estructuras
clásicas grecorromanas.