La
caridad es una de las tres
virtudes teologales, junto con la
esperanza y la
fe. Tanto el
DRAE en su primera acepción como la Iglesia católica consideran que la caridad es aquella virtud teologal por la cual se ama a Dios sobre todas las cosas por Él mismo y al prójimo como a nosotros mismos por amor de Dios. La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión.