Las
Colinas de Hierro (
Iron Hills en el original
inglés) son unos
cerros ficticios creados por el
escritor británico J. R. R. Tolkien para las historias de su
legendarium. Son un grupo importante de colinas ubicadas al noreste de Erebor (la
Montaña Solitaria) y al sur de la cadena montañosa de Ered Mithrim (las
Montañas Grises); ricas en hierro, eran la fuente principal de abastecimiento de ese metal para los
Enanos. Constituyen la cuenca del Río Rojo (
Carnen), que nace en sus laderas meridionales, y vuelca sus aguas hacia el sur. Habitadas por los
Enanos desde la
Primera Edad, quienes desde su despertar se habían extendido hacia el Sur, hacia el Oeste y hacia el Este, por lo que consideraban a las Colinas de Hierro, Ered Mithrim y los valles orientales de las
Montañas Nubladas como su propia tierra. Las colinas fueron uno de los lugares de encuentro de los Enanos con las huestes de los
Hombres, que tiempo después llegaron a
Beleriand; y en donde establecieron profundas relaciones, que se extenderían por tres edades. Si bien fueron explotadas desde tiempos inmemoriables, recién en la Tercera Edad las colinas se convirtieron en Reino
Enano cuando el hijo menor de
Dáin I,
Grór, llevó a sus huestes al lugar; luego de que los dragones del frío destruyeran su morada en las
Montañas Grises y mataran a su padre.