Las
elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1848, fueron unas elecciones muy abiertas. El presidente
James Polk, que prácticamente había cumplido con todos sus objetivos en un mandato, y con un estado de salud muy delicado que acabaría con su vida antes de cuatro meses después de abandonar la presidencia, cumplió su promesa de no presentarse a la reelección.