La
fotosíntesis (del
griego antiguo φῶς-φωτός [
fos-fotós], ‘luz’, y
σύνθεσις [
sýnthesis], ‘composición’, ’síntesis’) es la conversión de materia inorgánica en materia orgánica gracias a la energía que aporta la
luz. En este proceso la
energía lumínica se transforma en
energía química estable, siendo el
adenosín trifosfato (ATP) la primera
molécula en la que queda almacenada esta energía química. Con posterioridad, el
ATP se usa para sintetizar
moléculas orgánicas de mayor estabilidad. Además, se debe tener en cuenta que la vida en nuestro planeta se mantiene fundamentalmente gracias a la fotosíntesis que realizan las
algas, en el medio acuático, y las plantas, en el medio terrestre, que tienen la capacidad de sintetizar
materia orgánica (imprescindible para la constitución de los
seres vivos) partiendo de la luz y la
materia inorgánica. De hecho, cada año los organismos fotosintetizadores fijan en forma de materia orgánica en torno a 100 000 millones de
toneladas de
carbono.