El término
hispánico deriva de la palabra «
Hispania», que era como los
fenicios denominaban a la
península Ibérica («
Iberia» para los griegos), y que posteriormente los romanos latinizaron para nombrar
Hispania como una división político-administrativa territorial. Durante la
Edad Media, por derivación de Hispania, se llama españoles a todos los reinos cristianos peninsulares, por ejemplo,
Jaime I de Aragón en sus crónicas se refiere a sus conquistas para la "mayor gloria de España", o durante un concilio en Francia para una nueva cruzada, al no aceptarse su propuesta de hacerla inmediatamente dice "Barones, ya podemos marcharnos: hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España". Esta denominación queda en desuso en Portugal tras la segunda independencia en
1640, y continúa para España, nombre bajo el que también estaban incluidas las diferentes provincias y virreinatos de ultramar. De este origen es de donde proviene la definición actual.