El periodo medieval tardío en la isla de Irlanda estuvo marcado por la invasión cambro-normanda que sufrió desde 1169 hasta 1171, cuando Enrique II de Inglaterra desembarcó en Waterford y la proclamó «Ciudad Real». Durante el final de su etapa celta, Irlanda había vivido en un estado de guerra intermitente entre reinos provinciales que se disputaban los recursos y el título de Rey Supremo. Esta situación fue transformada por la intervención de los mercenarios cambro-normandos y después por el rey de Inglaterra, Enrique II. Tras conquistar Inglaterra, los cambro-normandos dirigieron su atención hacia la isla de Irlanda, la cual convirtieron en Señorío propiedad del rey de Inglaterra, conquistando gran parte de sus tierras.