María II de Inglaterra (
30 de abril de
1662 –
28 de diciembre de
1694) fue reina de
Inglaterra,
Escocia e
Irlanda desde
1689 hasta su muerte. Educada en la religión
protestante, subió al trono después de la
Revolución Gloriosa, que dio lugar a la deposición de su padre, el rey católico
Jacobo II. Reinó en conjunto con su marido y primo,
Guillermo III, príncipe de Orange, que se convirtió en gobernante en solitario después de su muerte. La historia popular generalmente se refiere al reinado conjunto como «el de Guillermo y María». Aunque era la soberana por derecho de sangre, cedía a Guillermo la mayor parte del poder cuando este se encontraba en Inglaterra. Sin embargo, dirigía el reino cuando su marido se encontraba en campañas militares en el extranjero, demostrando ser una gobernante poderosa, firme y eficaz. Fue muy activa en la
Iglesia anglicana, que dirigió como su
Gobernadora Suprema. Aunque oficialmente compartió el poder con su marido, en gran parte lo ejerció sola.