En la
mitología romana, las
Parcas (en
latín Parcae) eran las personificaciones del
Fatum o
destino. Sus equivalentes
griegas eran las
Moiras y las
Nornas en la
Mitología nórdica de los pueblos germanos septentrionales. Controlaban el metafórico hilo de la vida de cada mortal e inmortal desde el nacimiento hasta la muerte. Incluso los
dioses temían a las Parcas: el propio
Júpiter estaba sujeto a su poder. Las parcas son las diosas del destino. Son tres hermanas hilanderas que personifican el nacimiento, la vida y la muerte. Escribían el destino de los hombres en las paredes de un enorme muro de bronce y nadie podía borrar lo que ellas escribían. Se llamaban
Nona,
Décima y
Morta. En griego se llamaban:
Cloto,
Láquesis y
Átropos. En la mitología nórdica eran conocidas como
Urðr (o
Urd, "lo que ha ocurrido", el destino),
Verðandi (o
Verdandi, "lo que ocurre ahora") y
Skuld ("lo que debería suceder, o es necesario que ocurra"). Las tres se dedicaban a hilar; luego cortaban el hilo que medía la longitud de la vida con una tijera y ese corte fijaba el momento de la muerte. Ellas hilaban lana blanca y entremezclaban hilos de oro e hilos de lana negra. Los hilos de oro significaban los momentos dichosos en la vida de las personas y la lana negra, los periodos tristes.