Se denomina
régimen polisinodial a la organización política propia del
sistema autoritario vigente en los reinos de la
Monarquía Hispánica, durante el final de la
Edad Media hasta principios del siglo XVIII, siendo desplazado a partir de la promulgación de los
Decretos de Nueva Planta. Desde el comienzo del
siglo de las luces, se arrinconarían las instituciones de dicho sistema y se vaciarían de poder, para sustituirse por un régimen ministerial con la creación de los Secretarios del Despacho o ministros. Provocando la suplantación en esencia del estatus polisinodial representativo de la organización supraterritorial imperante. Los Consejos o sínodos, que no fueron eliminados y continuaron, actuaron, en la mayoría de casos, con carácter centralizador sobre todos los dominios del monarca, sin el protagonismo heterogéneo anterior, que implicaba sínodos según las diversas divisiones feudales que acogían al mismo soberano, adquiriéndo este un mayor control y un aumento considerable de sus potestades; propiciándose así la transformación hacia un
sistema absolutista. Los consejos, muchos desvirtuados con respecto a su origen inicial, terminarían por desaparecer por completo durante el siglo XIX, sustituyéndolo, al principio, la fígura de la
Junta Central Suprema reconocida por los
Constituyentes liberales, siendo este órgano la antesala del
Consejo de Ministros creado durante el
Reinado de Isabel II.