El
Reino de Mallorca fue creado por
Jaime I el Conquistador tras su
conquista en
1231. En
1260 murió Alfonso, el primogénito del rey (quien iba a heredar Aragón y Valencia). Entonces, Jaime redactó un nuevo testamento por el que otorgaba Mallorca a su hijo
Jaime. Esta disposición constituye el origen del Reino privativo de Mallorca, estructurado de forma definitiva en el testamento de
1272. Así, cuando Jaime I falleció en
1276, la
Corona de Aragón quedó para el hijo mayor,
Pedro (conocido como Pedro
el Grande), y el reino de Mallorca para el siguiente, Jaime, que reinaría con el nombre de
Jaime II.