La
revolución de Tuxtepec fue un movimiento armado en
México basado en el
Plan de Tuxtepec, que se inició cuando el
presidente constitucional
Sebastián Lerdo de Tejada anunció su postulación a la reelección, permitida por la
constitución de 1857. En enero de
1876 el general
Porfirio Díaz —que ya había dirigido un fallido movimiento armado contra la reelección de
Benito Juárez— se alzó en armas, fue secundado por un amplio número de militares que tenían mayor simpatía al héroe de la guerra de la
segunda intervención francesa en México que al presidente Lerdo que era hijo de españoles, por lo que una gran parte del ejército y la población apoyaron a Díaz. En este plan prometió respetar la
constitución de 1857 y ofrecío la garantía de autonomía municipal, bajo el principio de «
Que ningún mexicano se perpetúe en el poder y esta será la última revolución», así como bajo el lema de «
Sufragio efectivo; No reelección». Su movimiento triunfó por lo que la revolución de Tuxtepec es considerada uno de los
antecedentes del porfiriato pues llevó a
Porfirio Díaz a obtener su primer período presidencial. Paradójicamente, este lema fue el que 35 años después
Francisco I. Madero enarboló para forzar a Díaz a abandonar la presidencia.