Se pactaba la boda entre Carlos y Luisa Claudia, hija primogénita de Francisco I (la unión no llegó a celebrarse por la muerte en la infancia de la princesa).
La república de Venecia pagaría a Maximiliano I la suma de 200.000 coronas a cambio de la posesión de Brescia y Verona, ciudades sobre las que Maximiliano había mantenido disputas territoriales con los venecianos.