Alto Imperio es el nombre con el que usualmente se conoce la primera mitad del periodo histórico que cubre el
Imperio romano, y que comprende su auge, en plena expansión del
modo de producción esclavista y de todas las expresiones de la
civilización clásica, bajo el sistema de gobierno denominado
Principado tal como lo estableció
Octavio Augusto a finales del , hasta la dinastía de los
Severos. La expansión territorial (que ya era característica del
periodo republicano) se continúa de hecho (anexión de zonas fronterizas en directo contacto con los pueblos
bárbaros y con el
Imperio parto), aunque en teoría expresada bajo conceptos de contención y consolidación más que de agresividad (
Pax romana,
limes). La progresiva extensión de la
ciudadanía romana por las
provincias, a medida que se fueron
romanizando, incluyó la promoción de familias provinciales a los máximos honores y rangos sociales, hasta la misma
dignidad imperial. La transformación fue sufrida por toda la
cuenca del Mediterráneo, pero con notables diferencias en la mitad occidental (más
latinizada) y oriental (donde continuó e incluso se profundizó la influencia
helenística).