El
arte bizantino es una expresión artística que se configura a partir del
siglo VI, fuertemente enraizada en el mundo helenístico, como continuadora del arte paleocristiano oriental. En sus primeros momentos,
Bizancio se consideró como el continuador natural, en los países del
Mediterráneo oriental, del
Imperio romano, siendo transmisor de formas artísticas que influyen poderosamente en la cultura occidental
medieval. Los períodos del arte bizantino se ajustan, como es frecuente, a las grandes fases de su historia política.