Un
avión embarcado es el que ha sido diseñado específicamente para operar desde
portaaviones. Los aviones embarcados deben tener una relativa gran resistencia para soportar las exigentes operaciones realizadas en los buques que los transportan. Deben ser capaces de despegar en una corta distancia y ser suficientemente robustos y flexibles para poder realizar bruscas paradas en la cubierta de lanzamiento; normalmente disponen de fuertes mecanismos de plegado de alas que permiten almacenar un mayor número de ellos en los
hangares situados bajo la cubierta de los portaaviones. Estos aviones son diseñados para múltiples propósitos, incluyendo tareas de
combate aire-aire,
ataque a superficie,
ataque a submarinos,
búsqueda y rescate, transporte de material, observación
meteorológica, mando y control, y
reconocimiento.