La
blasfemia (del
griego Βλασφημια:
blaptein, «injuriar», y
pheme, «reputación») etimológicamente significa
palabra ofensiva, injuriosa, contumeliosa, de escarnio, pero en su uso estricto y generalmente aceptado, se refiere a «ofensa verbal contra la majestad divina». A lo largo de la historia han existido
leyes contra la blasfemia al considerarla un delito público contra Dios, castigado frecuentemente con la pena de muerte —singularmente en las
teocracias— .