En
política, una
colonia puede ser, o un asentamiento o forma de poblamiento (dado hasta el XIX), o bien un territorio sujeto a la
administración y
gobierno de un
país remoto, llamado
metrópoli (siglo XIX). En una situación
colonial, los nativos del territorio colonizado carecen de
autonomía —aunque pueden estar políticamente representados en cuerpos gubernamentales— y están sujetos a la
soberanía del gobierno metropolitano. Gran parte de
África y la totalidad de
América fueron colonias de las potencias
europeas durante siglos, hasta que las guerras de independencia del
siglo XIX y el proceso de descolonización auspiciado por las
Naciones Unidas inmediatamente después de la
Segunda Guerra Mundial permitieron a los territorios ganar su independencia. Aunque la denominación de
posesiones de ultramar contiene a un buen número de entidades sujetas a un estatus jurídico similar.