Un
diácono (del
griego διακονος,
diakonos, y luego del
latín diaconus, «servidor») es considerado un servidor, un clérigo o un ministro eclesiástico, cuyas calificaciones y funciones muestran variaciones según las distintas ramas del
cristianismo. En las Iglesias
católica,
copta y
ortodoxa se refiere así a aquel que ha recibido el grado inferior del
sacramento del
Orden Sagrado por la imposición de las manos del
obispo, y por lo tanto se le considera la imagen sacramental de
Cristo servidor, en virtud de la
Sagrada Escritura que especifica: «Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos» (
Evangelio de Marcos 10, 45).