En
mineralogía, el
diamante (del
griego antiguo αδάμας,
adámas, que significa
invencible o
inalterable) es un
alótropo del carbono donde los
átomos de
carbono están dispuestos en una variante de la
estructura cristalina cúbica centrada en la cara denominada «red de diamante». El diamante es la segunda forma más estable de carbono, después del
grafito; sin embargo, la tasa de conversión de diamante a grafito es despreciable a condiciones ambientales. El diamante tiene renombre específicamente como un material con características físicas superlativas, muchas de las cuales derivan del fuerte
enlace covalente entre sus átomos. En particular, el diamante tiene la más alta
dureza y
conductividad térmica de todos los materiales conocidos por el hombre. Estas propiedades determinan que la aplicación industrial principal del diamante sea en herramientas de corte y de pulido además de otras aplicaciones.