Se denominaba
escolarca (
griego antiguo: σχολάρχης,
skholárkhês), en la
Antigua Grecia, al director de una escuela de filosofía, garante de la coherencia de la doctrina. Era pues un rector. Es llamado también "diádoco" (διάδοχος), «aquel que recoge la sucesión», por dos autores
neoplatónicos:
Proclo y
Damascio.