La
hoja (del
latín fŏlĭum,
fŏlĭi) es el
órgano vegetativo y generalmente aplanado de las
plantas vasculares, especializado principalmente para realizar la fotosíntesis. La
morfología y la
anatomía de los
tallos y de las hojas están estrechamente relacionadas y, en conjunto, ambos
órganos constituyen el
vástago de la
planta. Las hojas típicas —también llamadas
nomófilos— no son las únicas que se desarrollan durante el
ciclo de vida de una planta. Desde la
germinación se suceden distintos tipos de hojas —
cotiledones, hojas primordiales,
prófilos,
brácteas y
antófilos en las
flores— con formas y funciones muy diferentes entre sí. Un
nomófilo consta usualmente de una
lámina aplanada, de un corto tallito —el
pecíolo— que une la lámina al tallo y, en su base, de un par de apéndices similares a hojas —las
estípulas—. La presencia o ausencia de estos elementos y la extrema diversidad de formas de cada uno de ellos ha generado un rico vocabulario para categorizar la multiplidad de tipos de hojas que presentan las
plantas vasculares, cuya descripción se denomina
morfología foliar.