En la
mitología griega, las náyades (en
griego antiguo Ναϊάδες
Naiádes, Ναίδες
Naídes o Νάιτιδες
Náitides, de νάω ‘fluir’) eran las
ninfas de los
cuerpos de
agua dulce — fuentes, pozos, manantiales, arroyos y riachuelos —, y encarnaban la divinidad del curso de agua que habitaban, de la misma forma que los
oceánidas eran las personificaciones divinas de los ríos y algunos espíritus muy antiguos que habitaban las aguas estancadas de pantanos, estanques y lagunas, como en la
Lerna premicénica de la
Argólida.