La partición del Imperio otomano (Armisticio de Mudros, 30 de octubre de 1918 – Abolición del Sultanato otomano, 1 de noviembre de 1922) fue un evento político después de la Primera Guerra Mundial, que marcó el fin del proceso de disolución del Imperio otomano, cuando las tropas británicas, francesas e italianas ocuparon Constantinopla en noviembre de 1918. Se planeó la partición en varios acuerdos hechos por los Aliados durante la Primera Guerra Mundial, notablamente el Acuerdo Sykes-Picot. Con la guerra acercándose el Imperio otomano buscó protección del Gran Bretaña, Francia y Rusia y por fin formó la Alianza germano-otomana con Alemania. Grandes cantidades de territorios y personas que anteriormente habían constituido el Imperio otomano fueron divididos en varios nuevos estados. El Imperio otomano había sido el mayor estado islámico en cuanto a cultura e ideología geopolítica. La partición del Imperio otomano resultó en un crecimiento de poder en manos europeas, especialmete el Reino Unido y Francia además de traer el mundo árabe actual y la república de Turquía. Resistencia a esta influencia europea vino del Movimiento Nacional turco pero no fue extendido en los estados post otomanos hasta después de la Segunda Guerra Mundial.