De acuerdo al
catolicismo, un
pecado serio,
grave o
mortal es la violación con pleno conocimiento y deliberado consentimiento de los mandamientos de Dios en una materia grave. Debe tenerse en cuenta que si Jesús dio su vida por la salvación de todos y cada uno de los seres humanos, aceptando incluso ser martirizado en la cruz, su sacrificio no ha de ser en vano. Una conducta humana de poca gravedad no puede lógicamente desvirtuar el destino que Dios ha dispuesto, que no es otro que la salvación. Se podrían considerar como tales (si se cumplen las condiciones señaladas): el
secuestro, el
asesinato, el
incesto, el
robo, la
promiscuidad, el
adulterio, la
violación, el
aborto, el
suicidio, entre otros.