El
pedreñal (también denominado
pedrenyal catalán) es un arma de fuego a manera de
escopeta corta, empleada entre los siglos
XVI y
XVII principalmente en
Cataluña, que se disparaba con chispa de
pedernal. Su funcionamiento era igual que el de los
trabucos, aunque tenía la ventaja de que era más corto y más manejable. Dio origen al trabuco, al encaro y al
trabuquete. Tenía un calibre intermedio entre el
arcabuz y el
pistolete. A pesar de que su potencia era menor que la de otras armas de fuego de aquella época, era el arma preferida por los
bandoleros, ya que al ser un arma más corta, la podían esconder fácilmente bajo la
capa y aproximarse a sus víctimas para amenazarlos e incluso matarlos. Antonio Romero discrepa en que los forajidos hicieran uso del pedreñal. Dice ser una confusión con el pistolete, y que el arma propia de los bandidos era el trabuco. Añade que en el en el capítulo 60 de la segunda parte de
El Quijote se confunde el pedreñal con el pistolete.