En
física, se denomina
proceso termodinámico a la evolución de determinadas
magnitudes (o propiedades) propiamente
termodinámicas relativas a un determinado
sistema termodinámico. Desde el punto de vista de la termodinámica, estas transformaciones deben transcurrir desde un estado de
equilibrio inicial a otro final; es decir, que las magnitudes que sufren una variación al pasar de un estado a otro deben estar perfectamente definidas en dichos estados inicial y final. De esta forma los procesos termodinámicos pueden ser interpretados como el resultado de la
interacción de un sistema con otro tras ser eliminada alguna
ligadura entre ellos, de forma que finalmente los sistemas se encuentren en equilibrio (mecánico, térmico y/o material) entre sí.