La
reconquista Tudor de Irlanda fue realizada por la
dinastía inglesa
Tudor durante el
siglo XVI. Tras la fallida rebelión contra la corona encabezada por la familia FitzGerald (Geraldines) en
1530,
Enrique VIII fue proclamado rey de
Irlanda por el
Parlamento irlandés, con el objetivo de restaurar la autoridad central que se había perdido durante los doscientos años anteriores.