La
separación Iglesia-Estado es el concepto legal y político por el cual las instituciones del Estado y religiosas (Iglesia) se mantienen separadas y la Iglesia no interviene en los asuntos públicos; teniendo cada parte una autonomía para tratar los temas relacionados con sus esferas de influencia. Es una de las medidas por las cuales se busca el establecimiento de un
Estado laico o
aconfesional, así como parte del proceso de
secularización de una
sociedad. La separación Iglesia-Estado está relacionada con la extensión de la
libertad de culto a todos los ciudadanos; y, se condiciona a partir de este derecho la relación entre el Estado y la Iglesia. Ocurre sobre todo aquellos estados con
religión de Estado u oficial que favorecen legal y/o informalmente una religión en detrimento de las demás por medio del
patronato regio u otras acciones similares.