La
vulcanización es un proceso mediante el cual se calienta el
caucho crudo en presencia de
azufre, con el fin de volverlo más duro y resistente al frío. Se dice que fue descubierta por
Charles Goodyear en
1839 por accidente, al volcar un recipiente de
azufre y caucho encima de una estufa. Esta mezcla se endureció y se volvió impermeable, a la que llamó vulcanización en honor al dios
Vulcano. Sin embargo, hay estudios que demuestran que un proceso similar a la vulcanización, pero basado en el uso de materiales orgánicos (savias y otros extractos de plantas) fue utilizado por la cultura
olmeca 3.500 años antes para hacer pelotas de hule destinadas al
juego de pelota mesoamericano de la época precolombina. Durante la vulcanización, los
polímeros lineales paralelos cercanos constituyen puentes de entrecruzamiento entre sí. El resultado final es que las moléculas elásticas de caucho quedan unidas entre sí a una mayor o menor extensión. Esto forma un caucho más estable, duro, mucho más durable, más resistente al ataque químico y sin perder la elasticidad natural. También transforma la superficie pegajosa del material en una superficie suave que no se adhiere al metal o a los sustratos plásticos