La
corona de Castilla , como entidad histórica, se suele considerar que comienza con la última y definitiva unión de los reinos de
León y de
Castilla en el año
1230, o bien con la unión de las Cortes, algunas décadas más tarde. En este año de 1230,
Fernando III «el Santo»,
rey de Castilla desde
1217 (incluyendo el
Reino de Toledo) e hijo de
Alfonso IX de León y su segunda mujer,
Berenguela de Castilla, se convirtió en
rey de León (cuyo reino incluía el de
Galicia), tras la renuncia de la primera mujer de Alfonso IX,
Teresa de Portugal, a los derechos de sus hijas, las infantas Sancha y Dulce al trono de León en la
Concordia de Benavente.