La
expulsión de los moriscos de la
Monarquía Hispánica fue ordenada por el rey
Felipe III y fue llevada a cabo de forma escalonada entre 1609 y 1613. Los primeros
moriscos expulsados fueron los del
Reino de Valencia (el decreto se hizo público el 22 de septiembe de 1609), a los que siguieron los de
Andalucía (10 de enero de 1610),
Extremadura y las
dos Castillas (10 de julio de 1610), en la
Corona de Castilla, y los de la
Corona de Aragón (29 de mayo de 1610). Los últimos expulsados fueron los del
Reino de Murcia, primero los de origen
granadino (8 de octubre de 1610), y más tarde los del
valle de Ricote y el resto de moriscos
antiguos (octubre de 1613). Tras la promulgación de los decretos de expulsión, se celebró el 25 de marzo de 1611 en Madrid una procesión de acción de gracias «a la que asistió S. M. vestido de blanco, muy galán», según relató un cronista. En total fueron expulsadas unas 300 000 personas, la mayoría de ellas de los reinos de Valencia y de Aragón que fueron los más afectados, ya que perdieron un tercio y un sexto de su población, respectivamente.