La expedición militar de 1209 de la
cruzada albigense, conocida como
campaña relámpago, fue el episodio bélico con el que se inició la participación de cruzados de la
Francia septentrional convocados por la predicación de la
guerra santa del papa
Inocencio III, contra los
cátaros. Fue acaudillada por el legado papal
Arnaldo Amalrico hasta la conquista de los territorios de los
Trencavel en agosto de ese año, cuando
Simón de Montfort aceptó ser señor de las posesiones de
Ramón Roger de Trencavel y pasó a liderar militarmente el ejército cruzado. Entre sus hechos de armas destaca la masacre de
Béziers, que se produjo tras acceder los cruzados al interior de esta plaza fuerte, que contaba con unos diez mil habitantes, y matar a gran parte de su población. Posteriormente, el
abad de Císter Arnaldo encaminó a sus tropas a
Carcasona, que tras el impacto de la matanza de Béziers capituló en poco tiempo,
su vizconde fue hecho prisionero en una torre de esta ciudad fortificada y murió el 10 de noviembre de ese año.