El
Concilio de Siena, en principio, había sido convocado en
Pavía por
Martín V, cinco años después de la clausura del de Constanza, cumpliendo con el mandato del decreto conciliar
Frequens. Sin embargo la peste que se declaró sobre la ciudad obligó al traslado del mismo a Siena, a propuesta pontificia, lo que fue aceptado por los presentes en el Concilio. La asistencia al mismo nunca fue muy amplia, sin embargo llegaron a acudir representantes de todas las naciones occidentales. Martin V se excusó y no concurrió.