El
Marquesado de Coria tuvo sus orígenes a mediados del siglo
siglo XV, cuando el
rey de la dinastía de los
Trastámara,
Enrique IV de Castilla, debilitado en su poder, hizo que la ciudad de
Coria perdiera su condición de bien realengo y por real cédula de donación la concedió a don Gutiérrez de Cáceres Solís, como cabecera de
condado, en
1469. El I conde de Coria, en unión de su hermano don Gómez, maestre de la
orden de Alcántara, la empeñó por cierta cantidad de dinero a
García Álvarez de Toledo y Carrillo de Toledo, I
duque de Alba de Tormes, quien, en
1472, la compró, quedándose con ella con el título de
marquesado y siendo desde entonces el I marqués de Coria.