La
querella de las Investiduras enfrentó a papas y reyes católicos del Sacro Imperio Romano Germánico entre
1075 y
1122. La causa de dicho desencuentro era la provisión de beneficios y títulos eclesiásticos. Se puede resumir como la disputa que mantuvieron pontífices y emperadores del
Sacro Imperio Romano Germánico por la autoridad en los nombramientos en la Iglesia.