Tras la expulsión de
Napoleón Bonaparte en
1814, los aliados restauraron a la
Casa de Borbón en el trono francés. El periodo que sobrevino se llamó la
Restauración, caracterizada por una aguda reacción conservadora y el restablecimiento de la
Iglesia católica como poder político en
Francia. Pero los gobiernos de
Luis XVIII (entre 1814 y 1824) y
Carlos X (entre 1824 y 1830) debieron aceptar algunas realidades surgidas con la
Revolución francesa, como la monarquía constitucional, el parlamentarismo, la redistribución de la tierra realizada durante las convulsiones de fin del siglo XVIII y la desaparición de los antiguos gremios artesanales.