Ciencia dura y
Ciencia blanda son términos construidos de forma un tanto coloquial, no utilizados institucionalmente por su carácter problemático (no existen
facultades ni
licenciaturas de ciencias duras o
de ciencias blandas), pero de uso
epistemológico muy extendido para comparar campos de investigación científica o académica, designando como
duros los que se quieren marcar como más
científicos en el sentido de
rigurosos y
exactos, más capaces de producir
predicciones y caracterizados como
experimentales,
empíricos,
cuantificables y basados en
datos y un
método científico enfocado a la
objetividad; mientras que los designados como
blandos quedan marcados con los rasgos opuestos.