El
lavado de cerebro, también conocido como
reforma del pensamiento,
educación,
adoctrinamiento o
reeducación, consiste en la aplicación de diversas técnicas de persuasión, sean
coercitivas o no, como la concesión selectiva de recompensas. Mediante esta estrategia
psicológica, el domante obliga someter sus
creencias,
conducta,
pensamientos y
comportamiento a un
individuo o
sociedad, con el propósito de ejercer sobre ellos reconducciones o controles
políticas,
morales y cualquier otro.