Inmediatamente después de la muerte de
Fernando VIIse trató de llegar a un acuerdo con los partidarios del pretendiente al trono don
Carlos María Isidro sin perder el apoyo, al otro lado, de los liberales. Esa fue la misión que se le confió a
Francisco Cea Bermúdez, líder de un gobierno que duró apenas tres meses. Sin embargo, aunque los esfuerzos por atraerse a los
carlistas fueron vanos, su gobierno emprendió una reforma de gran envergadura: la división de España en
provincias y regiones. Las primeras siguen estando vigentes en la actualidad con la única excepción de
Canarias, que originalmente constituía una sola provincia.