La
fotografía analógica, de rollo o
de carrete, también conocida como
fotografía tradicional,
argéntica o
química, es el
retrónimo con el que se describe al proceso fotográfico tradicional, en comparación con la
fotografía digital, de aparición más reciente. Se basa habitualmente en un proceso físicoquímico que involucra el uso de un material fotosensible activo (aplicado sobre placas de vidrio o sobre una
película flexible de material traslúcido, actualmente
plástico) y su estabilización (revelado), para la obtención y el procesado de las imágenes.