El
Reino de Kent fue un reino del sudeste de la
Inglaterra medieval fundado por los invasores
jutos en una fecha imprecisa del siglo V, tras la retirada de los romanos de la isla de
Britania. Fue uno de los estados principales de la denominada
Heptarquía Anglosajona, periodo de la historia inglesa entre los siglos V y IX, aunque algunas características peculiares de
Kent lo separan de los demás reinos coetáneos. Fue el primer reino en establecerse y lo hizo de modo más o menos pacífico a diferencia del, a veces, sanguinario establecimiento de sus belicosos vecinos anglo-sajones. También fue el primer reino de la Heptarquía en adoptar el cristianismo y ser el único de ellos que poseía dos obispados. Fue el único reino juto importante entre el conglomerado de estados
sajones y
anglos, y conservó un gran porcentaje de población
britona. El propio nombre del reino es significativo, pues adoptó el nombre del pueblo invadido, los Cantiacos, y no el del invasor, como ocurrió en el resto de la isla.