Según determinadas religiones una persona es víctima de una
posesión demoníaca, está
endemoniada, o simplemente está
poseída, cuando un
espíritu impuro o inmundo entra en su cuerpo y le hace hablar y comportarse, no como ella quisiera, sino como el tal espíritu quiere. "Los signos exteriores de la posesión son casi siempre los mismos: la individualidad se desvanece y surge una distinta,
demoníaca, que dura más o menos tiempo, a modo de un ataque", afirma
Julio Caro Baroja. Este trastorno del comportamiento que se atribuye al apoderamiento del espíritu por uno o más
demonios, desde el punto médico se considera un trastorno di sociativo de la
histeria y se le denomina
«endemoniaría» o
«demonio manía».