Un
sistema de partidos políticos implica la estabilidad en la competencia entre partidos, con raíces más o menos estables en la sociedad, la aceptación de partidos y elecciones como instituciones legítimas para definir quién gobierna, y organizaciones partidarias con reglas y estructuras razonablemente estables. Para caracterizar un sistema de partidos se debe tener en cuenta el grado de polarización (la distancia ideológica entre partidos) y la dirección de la competencia (centrifuga y centrípeta). Sobre la base de esto se confirma una tipología de siete tipos:
- Unipartidismo puro: Sólo hay un partido que tiene el derecho de gobernar, por lo general sobre la base de la constitución vigente.
- Unipartidismo hegemónico: Sistema que permite la existencia de una pluralidad de partidos, pero sólo uno se impone largamente sobre el resto debido a nivel organizativo, capacidad económica, inserción social, utilización del aparato estatal, u otros motivos.
- Unipartidismo predominante: Sistema en el que un partido tiene una influencia superior a la de otros partidos y/o gana por mayoría absoluta en 4 o 5 legislaturas.
- Democracia sin partidos: Forma de gobierno en la cual se celebran elecciones periódicas sin la participación de partidos políticos, siendo todos los postulantes candidatos independientes.
- Bipartidismo: Dos partidos políticos de ideologías opuestas absorben la mayoría abrumadora de los votos, dejando espacio escaso a otros partidos.
- Pluripartidismo: Gran cantidad de partidos políticos tienen amplias posibilidades de obtener el poder ejecutivo
- Pluripartidismo polipartidista: Varios partidos políticos se reparten los escaños, estando obligados a realizar coaliciones u otras formas de alianzas para alcanzar el poder.
- Pluripartidismo de centro: Entre varios partidos políticos hay uno de centro que obtiene la mayoría de los votos, pero que generalmente ha de realizar coaliciones con el resto de partidos que adquieren más o menos votos según las tendencias del momento.