El término
sofista, del
griego sophía (σοφία), «sabiduría» y
sophós (σοφός), «sabio», es el nombre dado en la
Grecia clásica al que hacía profesión de enseñar la sabiduría.
Sophós y
Sophía en sus orígenes denotaban una especial capacidad para realizar determinadas tareas como se refleja en la
Ilíada (XV, 412). Más tarde se atribuiría a quien dispusiera de «inteligencia práctica» y era un experto y sabio en un sentido genérico. Sería
Eurípides quien le añadiría un significado más preciso como «el arte práctico del buen gobierno» (Eur. I.Á.749) y que fue usado para señalar las cualidades de los
Siete Sabios de Grecia. Sin embargo, al transcurrir el tiempo hubo diferencias en cuanto al significado de
sophós: por una parte,
Esquilo denomina así a los que dan utilidad a lo sabido, mientras que para otros es al contrario, siéndolo quien conoce por naturaleza. A partir de este momento se creará una corriente, que se aprecia ya en
Píndaro, que da un cariz despectivo al término
sophós asimilándolo a «charlatán».