Época Arcaica es una periodización de la historia de la
antigua Grecia con la que la
historiografía distingue la etapa en la que la
Hélade (Ἕλλάδα) salió del periodo anterior (la
Época Oscura, caracterizada por la distribución del espacio helénico entre
tribus indoeuropeas que hablaban
distintas variantes de la futura lengua griega —
aqueos,
jonios,
dorios,
eolios,
arcadios, superpuestos sobre los
prehelénicos pelasgos—, que introdujeron la
Edad del Hierro en medio de una total ausencia de fuentes escritas y una drástica ruptura cultural frente a la
civilización micénica, cuyo fin sigue siendo objeto de debate) y se conformaron los rasgos de la
civilización griega, que quedará plenamente cristalizada en la posterior
Época Clásica. Entre los siglos
VIII y
VI a. C. se desarrollaron las
ciudades-estado griegas o
polis (plural invariable en castellano, en griego: singular
polis, πόλις, y plural
poleis, πόλεις), que incluso se expandieron por
todo el Mediterráneo mediante la
colonización. A pesar de su gran fragmentación política, los griegos fueron construyendo una
identidad común frente a otros pueblos de la Antigüedad, de la que adquirieron una conciencia vigorosa, evidenciada en sus manifestaciones culturales y artísticas y en una peculiar
cosmovisión que se ha interpretado como tensión entre
lo apolíneo y lo dionisíaco.