La
Constitución de la Unión Soviética de 1977 fue la cuarta y última constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), si no contamos la
Constitución de 1918, sancionada luego de la
Revolución de Octubre y que no se aplicó en principio a la Unión Soviética —todavía no existía— sino a la que luego sería uno de sus
Estados parte más importante, la
República Socialista Federativa Soviética de Rusia. La Constitución de 1977 convalidó la propiedad socialista de los
medios de producción y el manejo centralizado y planificado de la economía, haciendo explícito sin embargo que esto se complementaba con un marco de independencia para cada empresa, cooperativa u otra organización, lo que aumentó el poder de los jefes administradores de las empresas, agudizando las diferencias salariales entre obreros y burócratas.