Las
elecciones presidenciales de Estados Unidos de 1828 ofrecieron una confrontación entre el presidente
John Quincy Adams y su rival
Andrew Jackson, ahora candidato por el
Partido Democrático. Al contrario que ocurriese en
1824, ningún otro candidato importante apareció en la escena, permitiendo que Jackson consiladase una fuerte base y que ganase fácilmente sobre Adams, alcanzando la presidencia.